

Sin embargo, hoy en día las compañías requieren de un personal que sea capaz de proponer nuevas ideas libremente sin que ello constituya un hecho condenable en ningún sentido.
Basta que los jefes admitan que no tienen respuesta para todo y que es posible que ciertas soluciones sean concebidas por los demás empleados, para que los procesos de negocios comiencen a beneficiar a la empresa y no al ego del personal.
La idea es que tanto líderes como empleados aprendan a pensar en los términos más propicios para la compañía.
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